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Aventuras Fotocreativas
Brenda García López: La memoria y magia accidental

Brenda García López: La memoria y magia accidental

 

«La locación: un edificio colonial con paredes cargadas de historia. La luz se filtraba suavemente por las ventanas, envolviendo la escena en un aura de nostalgia»

 



Primera Cortina: La luz se cuela por un domo antiguo y surge música que necesitabas escuchar.



Recuerdo mucho a Brenda y su facilidad para la composición fotográfica. Técnicas con lógica y ajustar la luz —porque de luz trata la fotografía—, aunque ella insistía que no era cuestión de iluminar, sino de pulir las sombras, abrazar los accidentes felices y, en ocasiones, negociar con los destellos caprichosos.

Con ella no se hablaba solo de diafragmas y velocidades de obturación —aunque sí, entre charadas—. A Brenda le gusta ver de verdad. Escuchaba con curiosidad y la voluntad de mirar distinto. Pero no bastaba con convencerla. – A veces sólo debes acompañar – 

«Siempre he creído que la fotografía es más que una imagen; es un instante atrapado, una historia sin palabras.» Y aunque muchos autores históricos afirmaron algo similar, Brenda lo convirtió en método y práctica.

¿Estás prestando atención?

Entonces estaba ahí, montando su producción con Axel y Robinson, en el ala del edificio neoclásico con paredes de ladrillo rojo y ventanales con hierro forjado. Una joven modelo, vestida como flotando entre siglos, posaba sin saber que estaba a punto de volverse una imagen estéticamente precisa y emocionalmente atemporal.

 

«Frente a mí, la modelo con un vestido que parecía flotar entre el tiempo y la elegancia.»

 

Desde el inicio, Brenda tenía clara su intención:
La ventana del fondo debía estar abierta a la melancolía. La cámara en sus manos y el storyboard en mente… mientras el instante respiraba fuerte frente a ella.

 

«Fue el momento mismo el que me atrapó.»

 

Nosotros que la asistíamos intentábamos iluminar lo estético, pero ella ya sabía que la emoción tenía geometría. – En eso, al menos, pude seguirle el paso –



Segunda Cortina: En el escenario aparece un gato salvaje y, de frente, el domador empuña una linterna.



Al principio, la fotografía para Brenda, fue como un animal esquivo. Las luces naturales, el set, la iluminación nocturna… todo parecía tener un lenguaje propio y volátil.

 

«Todo tiene su ritmo, y dominarlo no es fácil», contó después.

 

Y claro, uno la imagina a ella de madrugada, con ojeras de diseñador, buscando la dirección de la luz como si fuera un trazo. Pero en lugar de frustrarse ante la línea chueca de la mano temblorosa, aprendió a escuchar y la luz empezó a cooperar.

 

«No tuve que forzar nada; dejé que la intuición guiara mis manos y disparé.»

 

Lo que Brenda entendió —y lo que este curso de vida la acompañó a lograr— es que la técnica sin sensibilidad es como música sin ritmo. Puedes saberlo todo de la teoría, pero si no sientes… estás disparando a ciegas, sin entender que una imagen poderosa no siempre es perfecta, pero siempre es sincera.

La fotografía es una excusa elegante para mirar la vida con más atención. Y eso fue lo que Brenda encontró. No solo control de luz o composición… sino comunidad.

Porque, vamos a decirlo como es, puedes ser un fotógrafo creativo, sin querer compartir. – pero uno incompleto, sentirías el vacío, siempre la millonésima y diminuta partícula faltante para ser original – compartir con otros locos, aquello que no pueden ver, además de emocionante … tiene algo de sanador.

 

“Compartir con personas que ven el mundo desde ángulos tan distintos, aprender de sus perspectivas y enfrentar nuevos retos creativos juntos, hizo que el aprendizaje fuera aún más significativo.” escribió en un comentario para el curso. “Te obliga a salir de tu zona de confort, a enfrentarte a nuevas formas de ver y contar historias.”

 

Y entre todas esas imágenes, Brenda descubrió algo más:
Que cada disparo suyo tiene una razón de ser.
Que ya no dispara para llenar una tarjeta SD, sino porque justo ahí había algo que merecía no ser olvidado.


Quienes tengan la oportunidad de colaborar con la diseñadora y fotógrafa Brenda García López encontrarán a una artista con visión y temple.

Una persona comprometida, sensible a los detalles, con la capacidad de traducir emociones y diseñar.

Técnicamente sólida, creativamente audaz. Es confiable, talentosa y, lo más importante, sabe experimentar con propósito. Confío plenamente en su capacidad para aportar en cualquier proyecto visual de alto nivel, tanto en contextos laborales como académicos.

Atentamente,
Profesor Mauricio Ángeles
del Taller de Fotografía Creativa
Director de Proyectos y Premio Nacional de Periodismo 2024

 


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